lunes, diciembre 12, 2005

CAMBIEN EL SISTEMA ¡ POR FAVOR ¡

Este domingo 11 de diciembre los chilenos acudieron por décima vez a las urnas en 15 años de democracia. Salvo por aquellos que agredieron innecesariamente a los candidatos de la derecha al senado por Santiago Oriente, el resto de los ciudadanos dieron, nuevamente, un ejemplo de educación cívica.

Lamentablemente, el sistema electoral que tenemos dio, una vez más, muestra de ser todo lo contrario; o acaso alguien puede explicar de forma convincente que un partido que saca el 9.97% de los votos a nivel país aumente su cantidad de diputados, o que otro que saca más del 20% de los votos a nivel nacional disminuya el suyo. Sin embargo, en nuestro país eso ocurre.

Cabe entonces preguntarse: ¿Representa la Democracia Cristiana al 21% de los chilenos? ¿O el PS es igual al 10% de los chilenos y el PPD al 15%? ¿Es la UDI el partido más grande de Chile? ¿Es justo que un pacto que saca el 38 % de la votación nacional y otro que saca el 53% tengan casi el mismo numero de escaños en el parlamento, mientras que otro que saca el 8% de los votos no obtuvo ninguna plaza y otro que tiene el 1% si la consigue?

Todo esto suena francamente insólito, pero ocurre en nuestro angosto y largo Chile y lo mejor (o lo peor), es que todo tiene explicación. Claro, porque, para responder a cada una de las interrogantes recién planteadas, primero podemos decir que el PS seguramente debe tener más votos de los que se indica, pero muchos de sus electores votan en comunas donde esta vez fueron candidatos del PPD o de la DC o del PRSD, lo que hizo aumentar la votación de dichos partidos; o bien que las comunas donde competían los postulantes socialistas eran aquellas donde la cantidad de votos es menor, pero la representación es igual. Surge así una nueva duda: ¿Es justo que Valparaíso y Rancagua tengan el mismo número de representantes, siendo que la primera duplica en población a la segunda? Obvio que no.

Todo suena absurdo. También que la DC haya bajado considerablemente su número de parlamentarios, siendo que obtuvo más votos que hace 4 años (20.80% en 2005 contra 18.92% en 2001). Ni hablar de que los Comunistas o Humanistas tengan representación parlamentaria con este sistema, pero si celebran los del PAR que obtuvieron un cupo. Podríamos seguir dando ejemplos de lo absurdo de este sistema electoral que utilizamos en democracia por obra y gracia de un régimen dictatorial y que aún no hemos podido cambiar.

La buena noticia es que, por primera vez, se observa en el horizonte alguna chance de cambiarlo. Esto gracias a que los candidatos a la Presidencia de la República que han pasado a segunda vuelta se califican como demócratas y ninguno de ellos cree que el sistema binominal sea democrático, como si lo planteaba el candidato UDI.

Además, visto con fríos números, a Renovación Nacional tampoco le es muy beneficioso el sistema vigente para la elección de parlamentarios puesto que, normalmente, el que se queda con el cupo del pacto es su compañero de lista.

En este contexto y con aquel viejo lema de “La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”, es que Michelle Bachelet y Sebastián Piñera tienen la oportunidad de unir fuerzas para reformar el sistema de elecciones; los votos de la Concertación y Renovación Nacional son más que suficientes para poner fin a esta injusticia que afecta a casi todos por igual y que beneficia sólo a unos pocos.

Y como este tipo de grandes reformas no pueden venir solas, me pregunto desde mi lugar de residencia (España): ¿Es justo que yo deba gastar más de 500 mil pesos chilenos si quiero votar por quien rija los destinos de mi país en el futuro? ¿Es justo que un joven que quiere hoy votar porque siente que su palabra es decisiva no lo haga porque no se inscribió? ¿O que otro que no lo quiere hacer este obligado porque si está inscrito? NO, NO, NO y muchos más NO.

Queremos ser un país desarrollado pero no dejamos que los chilenos que residen afuera puedan votar por aquel que consideren el mejor candidato presidencial, o que aquellos que no les gusta ninguno están obligados a votar porque se inscribieron y si no los multas. El sufragar es un derecho cívico, que no debe excluir a nadie, pero que tampoco debe obligar a quienes no lo quieren ejercer…allá ellos que dejan que otros decidan a quienes los representen, pero no le quiten al resto la oportunidad de decidir o de optar en el último momento si asistir a votar o no hacerlo. ¿Cuanta gente que no se inscribió después se arrepintió porque quería votar? Mucha más de la que nos imaginamos.

Entonces, yo les pido a ambos candidatos presidenciales, pero especialmente a Sebastián Piñera, que tanto habla de que el “votó No en el plebiscito porque quería democracia” que comprometan los votos de sus parlamentarios para sacar esta tarea de igualdad adelante. Es más, porque dejar para mañana lo que pueden hacer hoy; pídanle al Presidente Ricardo Lagos que envíe un proyecto de ley con suma urgencia para tramitarlo a la brevedad, cosa de que se demuestre que con los parlamentarios de RN y la Concertación se puede conseguir el quórum necesario para sacar adelante esta importante reforma que demuestre cuan demócrata es Piñera.

Este es el minuto en el cual ambos candidatos pueden sacarse ventajas con esta ley que debe rondar en la cabeza de muchos chilenos que hoy vieron como su voto se perdía en este injusto sistema electoral; el que sepa capitalizar ese descontento ciudadano tendrá mucho terreno avanzado; en ese contexto, no es una idea para nada descabellada el plantear estos temas a la brevedad y buscar resultados que sean efectivos y efectistas al mismo tiempo. Ese gesto vale mucho más que miles de asados u onces en el Lago Caburga, “donde veranean aquellos que regirán los destinos de Chile por los próximos 4 años”.

Javier Insulza M.