El próximo domingo hay elecciones generales en España. El debate está entre dos modos distintos de hacer política, entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP), donde, de acuerdo a las encuestas, parece claro que el primero aventaja al segundo en el parecer ciudadano, aunque no por mucho.
Por un lado, el PSOE, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, quien lleva 4 años gobernando con una serie de dudas pero con bastante estabilidad. Esto porque, aunque no logra convencer a los ciudadanos para que lo apoyen masivamente en esta nueva elección, el país marcha bien y realiza progresos que no generan dudas sobre las capacidades del equipo de gobierno.
Por el otro el PP, liderado por Mariano Rajoy, quien durante 4 años ha “sangrado por la herida” que se autoinflingieron cuando mintieron sobre la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004. Durante toda la legislatura Rajoy se ha dedicado a intentar demostrar lo indemostrable…la participación de ETA en los atentados, sumado a una excesiva agresividad a la hora de ser oposición.
Es cierto que Zapatero no ha logrado convencer del todo a los españoles tras 4 años de gobierno, pero también lo es que Rajoy si ha convencido a sus compatriotas de que él y su estilo de hacer política no es lo que quieren para los próximos años.
Los dos debates televisados que se llevaron a cabo el lunes 25 de febrero y el lunes 3 de marzo fueron una extensión de lo ocurrido en las sesiones de control de la última legislatura. Una permanente agresividad por parte del líder de los populares frente a un Zapatero que intentó demostrar que su contrincante también había sido gobierno y que no lo había hecho tan bien como él dice.
Las encuestas posteriores dejan en evidencia que la gente prefiere a Zapatero por sobre Rajoy, quizás porque el socialista logró esbozar más propuestas de futuro que su rival…aunque para ser honestos, tampoco las suficientes.
De cualquier modo, 4 días antes de las elecciones da la sensación de que está definido que el PSOE obtendrá la mayoría relativa en los sufragios del domingo y que, seguramente, gobernará; sin embargo, la pregunta es ¿con quien? Y ¿a qué precio?.
Si los presagios se cumplen, el nuevo gobierno de Zapatero dependerá de los Partidos Nacionalistas, lo que puede hacer que el gobierno tenga la pista algo pesada; esto porque las exigencias que le hagan al actual Presidente del Gobierno para apoyarlo en su reelección pueden significarle al socialista altos costos en la opinión que la mayoría de los españoles tengan sobre él.
De cualquier forma, los cuatro años que lleva gobernando le han servido a Zapatero para saber como sobre llevar a quienes lo presionan, por lo que las opciones de que este segundo gobierno sea mejor que el primero son altas, especialmente porque las expectativas de los españoles son, con cualquiera de los dos candidatos, más bien bajas.
En resumen, vistas las encuestas, más la opinión de los españoles, sumado también a la ayudadita de Rajoy que se ha hecho odiar por todos los partidos y partidarios del resto del espectro político, casi no hay dudas de que gobierne el PSOE, la pregunta es ¿con quien hará el acuerdo? Las opciones sólo quedarán claras cuado se sepa cuantos escaños en el Congreso de los Diputados tenga cada partido, tanto los grandes (PP y PSOE) como los pequeños o Nacionalistas: Izquierda Unida (cercana a Comunistas); Convergencia i Unió (Partido Nacionalista Catalán de Centro-Derecha pero descontento con el PP); Ezquerra Republicana de Cataluña (Partido Nacionalista Catalán de izquierda) y el Partido Nacionalista Vasco, principalmente.
viernes, mayo 23, 2008
viernes, enero 18, 2008
El Penúltimo Cambio de Gabinete
Cuatro son los puntos de análisis que nos deja el cambio de gabinete realizado por la Presidenta Michelle Bachelet en Chile, el martes 8 de enero. a) El primero es la reducción al “mínimo común denominador” del grupo Expansiva; b) El segundo es la entrada de “pesos pesados”, políticamente hablando; c) El tercero es la “marcación personal” que busca hacerse a los colorines y Chile Primero; y d) el cuarto es la certeza de que aún le queda un cambio de gabinete (como mínimo por realizar) a Michelle Bachelet. Vamos por puntos.
a) El mínimo común denominador. Si bien el grupo Expansiva, liderado por Andrés Velasco comenzó el gobierno con 6 o 7 ministros, hoy, al cumplirse la mitad del período presidencial el grupo queda reducido sólo al mismo Velasco quien, sin embargo, sigue sosteniendo importante poder por las funciones que le son delegadas. Es claro que el Ministro de Hacienda suele ser un hombre muy poderoso en Chile.
De cualquier modo, la salida de sus hombres y mujeres de confianza dejan a un Velasco debilitado y a su tecnocrático grupo muy cuestionado por la forma en que toman decisiones.
Queda también la sensación de que Velasco no salió sólo por lo que significaría que fuese el primer Ministro de Hacienda de la Concertación que sale anticipadamente por mal manejo (Aninat se fue dos meses antes del fin del gobierno de Frei pero porque tenía una oferta de cargo internacional y cuando ya el gobierno se estaba despidiendo). Queda la duda de si lo podría sacar: Claro que si. Nadie se opondría a su salida y a que su puesto lo ocupase Mario Marcel…el mismo que debió haber asumido desde el principio.
b) Los “pesos Pesados”. La entrada de Pérez Yoma y Bitar y, en menor medida de Lavados y Hornkol demuestran que este cambio de gabinete podría llamarse el “Cambio de la experiencia política”; la entrada de los nombrados lejos de darle al gabinete un aire nuevo, le da uno de tranquilidad por la seguridad de que quienes entran no son recién llegados a la política y saben hacer su labor. En resumen, políticos con experiencia que llegan a ordenar el tema político: precisamente lo que le falta a este gobierno pues en los temas sectoriales (exceptuando el Transantiago) las cosas andan bastante bien.
La entrada de Pérez Yoma no sólo busca poner a alguien cercano a Alvear, sino alguien que pueda interlocutor con los sectores DC y sobre llevar las relaciones con los partidos políticos de cara a las elecciones municipales y, posteriormente, presidencial y parlamentaria.
Bitar entra con el claro objetivo de tranquilizar las cosas en Obras Públicas (desde donde han salido las principales críticas a Lagos y busca dar una señal al “Laguismo” de tranquilidad y normalizar (aún más) dichas relaciones con un político de peso y confianza del líder natural del PPD.
Lavados fue el último director de Prochile de Lagos y su labor en el área exportadora fue bien evaluada, por lo que es una carta, a priori, segura en Economía; su segundo rol será el de vigilar, presionar y contener al siempre tecnocrático Andrés Velasco.
Hornkhol podría ser el más extraño de los nombramientos de Bachelet. Nadie se imaginaba que la podrían instalar en Agricultura pero su nombramiento tiene un objetivo claro. Tras la salida de lso diputados colorines en la misma mañana del día del cambio de gabinete, la entrada de Hornkol tiene una clara explicación: el marcaje directo a la diputada más potente de los colorines, Alejandra Sepúlveda, quien fue electa por un sector eminentemente agrícola.
c) “Marcaje personal” a Colorínes y Floristas. Tal como lo decíamos en el párrafo superior con el ejemplo Hornkol, queda claro que la lucha del gobierno apunta los dardos a dos sectores: Colorines y Chile Primero. La lucha entre el PPD y Chile Primero y la DC versus ex DC será a muerte en las elecciones venideras y, por tanto, los cambios están hechos pensando en fortalecer a los leales a la Concertación con miras a dichas batallas.
d) El cambio que falta. La no salida de Yasna Provoste en Educación y de Laura Albornoz en Sernam dejan la sensación de que post elecciones municipales habrá un último cambio de gabinete. La casi certeza de que la Ministra de Educación será candidata a Senadora por la Tercera Región y las dudas de las lealtades de la Ministra de la Mujer (con Colorines o Alvearistas) dejan claro que este no será el único cambio del “Segundo tiempo” del gobierno.
Eso si, la no salida de Provoste deja claro que Lagos Weber renunció porque sentía que seguir en el gobierno lo hacían pagar costos a él y a su padre, no porque, como se dijo, cumplía con salir para ser candidato. El Laguismo optó por poner al mas bacheletista de los laguistas: Francisco Vidal, quien podrá hacer (y ya lo está haciendo) mucho más puente entre el Laguismo y la actual presidenta.Ahora, por último, tras el cambio de Intendentes y el de Gabinete, queda conocer los cambios en Subsecretarías y Gobernaciones para saber como sigue rearmándose el gobierno en forma política con miras al “Segundo Tiempo”, ese en el que se juega el todo o nada en las elecciones municipales, parlamentarias y presidencial.
La conclusión de todo esto es que ahora si queda la sensación de que la Presidenta se tomo en serio su rol político y puso a gente seria y experta para el verdadero partido, esperemos que no lleguen muy fríos y rindan lo necesario.
a) El mínimo común denominador. Si bien el grupo Expansiva, liderado por Andrés Velasco comenzó el gobierno con 6 o 7 ministros, hoy, al cumplirse la mitad del período presidencial el grupo queda reducido sólo al mismo Velasco quien, sin embargo, sigue sosteniendo importante poder por las funciones que le son delegadas. Es claro que el Ministro de Hacienda suele ser un hombre muy poderoso en Chile.
De cualquier modo, la salida de sus hombres y mujeres de confianza dejan a un Velasco debilitado y a su tecnocrático grupo muy cuestionado por la forma en que toman decisiones.
Queda también la sensación de que Velasco no salió sólo por lo que significaría que fuese el primer Ministro de Hacienda de la Concertación que sale anticipadamente por mal manejo (Aninat se fue dos meses antes del fin del gobierno de Frei pero porque tenía una oferta de cargo internacional y cuando ya el gobierno se estaba despidiendo). Queda la duda de si lo podría sacar: Claro que si. Nadie se opondría a su salida y a que su puesto lo ocupase Mario Marcel…el mismo que debió haber asumido desde el principio.
b) Los “pesos Pesados”. La entrada de Pérez Yoma y Bitar y, en menor medida de Lavados y Hornkol demuestran que este cambio de gabinete podría llamarse el “Cambio de la experiencia política”; la entrada de los nombrados lejos de darle al gabinete un aire nuevo, le da uno de tranquilidad por la seguridad de que quienes entran no son recién llegados a la política y saben hacer su labor. En resumen, políticos con experiencia que llegan a ordenar el tema político: precisamente lo que le falta a este gobierno pues en los temas sectoriales (exceptuando el Transantiago) las cosas andan bastante bien.
La entrada de Pérez Yoma no sólo busca poner a alguien cercano a Alvear, sino alguien que pueda interlocutor con los sectores DC y sobre llevar las relaciones con los partidos políticos de cara a las elecciones municipales y, posteriormente, presidencial y parlamentaria.
Bitar entra con el claro objetivo de tranquilizar las cosas en Obras Públicas (desde donde han salido las principales críticas a Lagos y busca dar una señal al “Laguismo” de tranquilidad y normalizar (aún más) dichas relaciones con un político de peso y confianza del líder natural del PPD.
Lavados fue el último director de Prochile de Lagos y su labor en el área exportadora fue bien evaluada, por lo que es una carta, a priori, segura en Economía; su segundo rol será el de vigilar, presionar y contener al siempre tecnocrático Andrés Velasco.
Hornkhol podría ser el más extraño de los nombramientos de Bachelet. Nadie se imaginaba que la podrían instalar en Agricultura pero su nombramiento tiene un objetivo claro. Tras la salida de lso diputados colorines en la misma mañana del día del cambio de gabinete, la entrada de Hornkol tiene una clara explicación: el marcaje directo a la diputada más potente de los colorines, Alejandra Sepúlveda, quien fue electa por un sector eminentemente agrícola.
c) “Marcaje personal” a Colorínes y Floristas. Tal como lo decíamos en el párrafo superior con el ejemplo Hornkol, queda claro que la lucha del gobierno apunta los dardos a dos sectores: Colorines y Chile Primero. La lucha entre el PPD y Chile Primero y la DC versus ex DC será a muerte en las elecciones venideras y, por tanto, los cambios están hechos pensando en fortalecer a los leales a la Concertación con miras a dichas batallas.
d) El cambio que falta. La no salida de Yasna Provoste en Educación y de Laura Albornoz en Sernam dejan la sensación de que post elecciones municipales habrá un último cambio de gabinete. La casi certeza de que la Ministra de Educación será candidata a Senadora por la Tercera Región y las dudas de las lealtades de la Ministra de la Mujer (con Colorines o Alvearistas) dejan claro que este no será el único cambio del “Segundo tiempo” del gobierno.
Eso si, la no salida de Provoste deja claro que Lagos Weber renunció porque sentía que seguir en el gobierno lo hacían pagar costos a él y a su padre, no porque, como se dijo, cumplía con salir para ser candidato. El Laguismo optó por poner al mas bacheletista de los laguistas: Francisco Vidal, quien podrá hacer (y ya lo está haciendo) mucho más puente entre el Laguismo y la actual presidenta.Ahora, por último, tras el cambio de Intendentes y el de Gabinete, queda conocer los cambios en Subsecretarías y Gobernaciones para saber como sigue rearmándose el gobierno en forma política con miras al “Segundo Tiempo”, ese en el que se juega el todo o nada en las elecciones municipales, parlamentarias y presidencial.
La conclusión de todo esto es que ahora si queda la sensación de que la Presidenta se tomo en serio su rol político y puso a gente seria y experta para el verdadero partido, esperemos que no lleguen muy fríos y rindan lo necesario.
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